Por Robert Vargasciudadoriental.com
Santo Domingo.- Miguel Angel Encarnación, asesinado ayer a balazos en el barrio Capotillo, supuestamente por la Policía, era un niño juguetón y alegre, que a sus 13 años de edad aún carecía de partida de nacimiento, porque no había sido declarado por su madre, una empleada del servicio de limpieza del Ayuntamiento Santo Domingo Este.
El chico era tan alegre y tan rápido jugando su "skeyboard", que los vecinos y amigos del barrio lo llamaban "Féliz Sánchez".
El dirigente popular Abel Rojas, aún guarda en su residencia el juego de patines con que tenía sorprenderlo hoy, justo cuando su cadáver es esperado por un vecindario cargado de irritación, que reclama justicia.-"¿Cómo me voy a sentir si me lo mataron como a un perro?", dijo Carmen Encarnación, la madre del chico cuando una periodista le hizo le preguntó que "¿Cómo Usted se siente?".
A media mañana llegaron hasta la barriada los compañeros de trabajo de doña Carmen en el ASDE, querían darle el pésame, pero no pudieron hacerlo directamente, porque ella andaba tratando de resolver el problema que representaba no estar declarado para poder sepultarlo.
Esta vez, los casi siempre divididos dirigentes populares del barrio Capotillo, decidieron dejar de lado sus diferencias y se unieron para reclamar justicia.
Como lo hicieron cuando cerca de las 11.00 am llegó hasta la vivienda el Procurador Fiscal del Distrito Nacional, quien era acosado por una multitud de hombres, mujeres y niños, que le exigían justicia.
El funcionario ingresó hasta la vivienda de Miguel Angel, un cuartucho arropado por la miseria, al que se ingresa por un único callejón de los ocho metro de largo por un metro de ancho.
Serata de una habitación oscura, sin muebles y una cama desvencijada en la que dormía junto a su madre, a la que ayudaba a mantener con lo que obtenía de su trabajo de lustrador de zapatos.
En un rincón, detrás de una mesita, estaba aún la caja de limpiabotas y el "skeyboard", con el que se desplazaba a toda velocidad por el barrio.
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La indignación por el asesinato de Miguel Angel es colectiva en la comunidad.
Todos coinciden decir que "fue la policía que lo mató", mientras el Fiscal ha informado que esperá que pase el sepelio para profundizar los interrogatorios.
Conciente del terrible mensaje que ha enviado al país la muerte de Miguel Angel y de un obrero en medio de protestas por los continuos cortes de electricidad, la Fiscalía quiere dar señales de que está preocupada por la situación, en un claro esfuerzo de aplacar la creciente ira popular.
Nunca antes había llegado hasta este barrio un funcionario de su categoría para investigar un asesinato cuando aún la sangre de las víctimas está humeda.
Sin embargo, las palabras duras que le dijo algún vecino casi clavándole los dedos índices en el pecho, los gristos a sus espaldas de "policía nacional, una banda criminal", y "Leonel de vacaciones, matando gentes por montones", fueron señales que le indicaban que la irritación iba en aumento y, a partir de ahí, cualquier cosa podía ocurrir.
Lo confirmó cuando, al marcharse, una piedra impacto el techo de su todoterreno.
